Todos somos Rajoy

Me resulta curioso que a estas alturas de la función a los ciudadanos españoles les dé por rasgarse las vestiduras. Como si lo que está pasando fuese un descubrimiento insólito. Actuamos como la infanta Cristina, que es tonta y no sabía nada de los manejos de su esposo. O como Felipe González, que se enteraba de los oscuros asuntos de su propio Gobierno por la prensa. A ver, en los últimos 20 años nos hemos hartado a ver denuncias de corrupciones diversas por prensa, radio y televisión. La cantidad es tan alta que en realidad a nadie debe sorprenderle la institucionalización y generalización de la corrupción.

Y ahora los ciudadanos se hacen los indignados, y lo hacen ahora que tienen el bolsillo vacío, ya que mientras les callaban la boca, en base a sueldos míseros e hipotecas imposibles, eran felices. Básicamente estamos ante un síndrome de abstinencia y poco más. Creo que a las cosas hay que llamarlas por su nombre, lo que sucede actualmente en la sociedad española no es indignación, es berrinche puro y duro provocado por el fin de la ingesta de soma. No le den más vueltas, si siguiesen manteniendo su pseudostatus de clase media estarían todos callados, tal y como han demostrado en su inmensa mayoría en los últimos 25 años de robo sostenido. Porque a ver, si a pesar de los múltiples escándalos recientes ligados al PP$OE les han seguido votado por algo será. Y este algo es sencillo de resumir: Los españoles son unos bobos con estómagos agradecidos, pero además ahora se han convertido en el perro que muerde la mano de quien le dio de comer. Y es que Todos somos Rajoy, ya que este señor con barba representa perfectamente a la sociedad Española. Estamos como estamos porque somos como somos. Y ahora, ¡Sigamos negando la mayor!

La sociedad Española ha demostrado de forma insistente esta forma de ser en todo el territorio del Estado. Un ejemplo claro lo hemos visto en Euskadi con la política de terror y miedo de ETA. Todo el mundo sabía quien era quien en el sádico juego de la violencia, el chantaje y la extorsión que ha sufrido Euskadi durante años. Un pequeño grupo mantuvo en vilo al resto de la población. Es obvio que la cobardía reina entre los seres humanos, la indefensión aprendida campa a sus anchas. Sobre este particular hay profusa documentación que retrata perfectamente cómo se comporta una sociedad ante una agresión como la que infligió ETA durante años. La corrupción es lo mismo, es un estado de terror, si no estas conmigo no cobras. Fagocito tu voluntad, tu mente y tu voto, y lo hago por la sencilla razón de que eres un paria, un vulgar siervo de la gleba. Y por eso lo puedo hacer, porque tú, ciudadano, me lo permites. Porque tú, ciudadano, eres un cobarde. Y además, te he dejado claro que soy mejor que tú. Y el ciudadano, lo ha creído y ha asumido su rol de siervo agradecido.

Creo que de esta situación solo puede haber dos escenarios posibles, y curiosamente ambas opciones están en manos de la ciudadanía:

A) El desastre total: Estallidos de violencia y el estado de excepción. Seremos convenientemente salvados de nosotros mismos por “vaya a saber usted quien” y nos conducirán nuevamente al camino del soma, volveremos a ser dóciles siervos y estómagos agradecidos.

B) Adquisición de conciencia plena y reconocimiento del ser social: Reinicio total del sistema. Llegada de nuevas voces que sean capaces de aglutinar el deseo real de un pueblo, el cumplimiento de los derechos y la eliminación por las vías democráticas de futuras situaciones de privilegio. Esto implica cambiar el código penal, eliminar la monarquía (Ya que la figura de la familia real va totalmente en contra de una sociedad igualitaria, democrática y de libertad), construir cárceles nuevas para llenarlas de corruptos y empezar de nuevo bajo un modelo coherente. Mucho trabajo y recuperar (o quizá conseguir) la conciencia de pueblo soberano.

Ahora es el momento en que la ciudadanía debe demostrar lo que merece. Si escoge la opción A, francamente, merecerán todo lo que ha sucedido y sucederá y deberá ser admitido sin rechistar. Si por el contrario se opta por la segunda opción, significará que aun hay esperanza. En caso de que triunfe la opción A recomiendo a quienes jamás callaron, a quienes denunciaron, a quienes fueron coherentes con sus ideas, emigren antes de acabar en algún centro de reeducación social.

Si desea ver un mapa interactivo de la corrupción y así acabar de amargarse el día aquí tiene uno